Comprendiendo las sensaciones físicas de la ansiedad

por | 15-09-2023 | Ansiedad

¿Qué es la Ansiedad?

Si estas experimentando ansiedad, si notas sensaciones físicas extrañas en tu cuerpo y estas sintiendo miedo a estas sensaciones, quiero decirte que es normal. Cuando no entiendes que es lo que está ocurriendo en ti, en tu cuerpo, es normal tener miedo, estar preocupada, confundida, desconcertada. Así que no te culpes o te avergüences por ello, aunque las sensaciones físicas de la ansiedad son incomodas y desagradables son reales y tienen una razón de ser.

La ansiedad, las sensaciones físicas que la acompañan aparecen cuando sientes algún peligro, son respuestas naturales de nuestro sistema nervioso, que nos preparan para enfrentarnos a situaciones amenazantes, ya sean amenazas que se dan en el momento presente, o amenazas invisibles sentidas por la mente, por la manera en la que interpretamos nuestro entorno, por lo que no son las circunstancias lo que nos genera ansiedad, sino sentir esas circunstancias como una amenaza lo que nos genera ansiedad, y esto se basa en nuestra capacidad de anticipar.

Las principales sensaciones de la ansiedad

Las principales sensaciones de la ansiedad son:

  • Malestar o dolor de estómago
  • Mareos o sensación de inestabilidad,
  • Visión borrosa o náuseas
  • Ritmo cardiaco acelerado
  • Dificultad para respirar
  • Dolor en el pecho
  • Hormigueo
  • Pinchazos en diferentes partes del cuerpo
  • Sudoración
  • Sensación de calor o frío interno

Ingredientes de la ansiedad

La ansiedad puede nacer o alimentarse de varios ingredientes entre los que se encuentran:

  • Abusos físico, mental o emocional en la infancia o en la adolescencia.
  • El miedo al rechazo o al abandono.
  • La autoexigencia.
  • La creencia de que puedes controlarlo todo o que puedes con todo.
  • Asumir responsabilidades que no te corresponden.
  • Estar de manera constante en la cabeza con la necesidad de entenderlo todo, de conocer todos los porqués.
  • Ante poner a los demás antes que a ti mismo, satisfacer sus necesidades antes que las tuyas propias o sacrificarte por los demás.
  • La necesidad de encajar y ser aceptada por las personas de nuestro entorno.
  • No conocer o no saber expresar las emociones, pensamientos, creencias o necesidades.

Estos miedos y/ o necesidades nos llevan a interpretar nuestro entorno, o determinadas situaciones como amenazantes, anticipándonos a ellas, activando así nuestro sistema de alerta o amenaza y poniendo en marcha el sistema nervio para prepararnos a la acción, presentándose los síntomas.

Se altera y se frena el metabolismo y la actividad intestinal, disminuye el apetito sexual y se inhibe el apetito para contar con mayor energía ante la amenaza, el corazón se acelera y manda más sangre a las manos y los pies preparándonos para la huida, para salir corriendo y sobrevivir, se tensan los músculos, la mandíbula, el rostro, para sentirnos fuertes, y así poder defendernos y luchar. En muchos casos, cuando entendemos que el peligro es demasiado grande o no sabemos que hacer, como responder, la respiración se altera, algunas partes de tu cuerpo tiemblan, se adormecen, te congelas, te paralizas y/o se tensan los músculos de tu pecho protegiéndote de sentir dolor.

Regular nuestro sistema de alerta

Por eso, es importante regular nuestro sistema alerta y para ello necesitamos observarnos, hacer un proceso terapéutico de autoconocimiento desde donde ir descubriendo de que hábitos, creencias, pensamientos necesitamos liberarnos, cuales necesitamos soltar o cuales actualizar y ajustarlos a nuestra realidad actual, a nuestras necesidades actuales.

Comprende tu sentir

Disminuye la hipervigilancia

Conecta con las sensaciones

Regulate corporalmente

Conecta contigo misma

Suelta y libera la tensión física y emocional

Cubre tus necesidades básicas

Percibe las sensaciones como mensajes que te conectan contigo y con tus valores

  • Comprender tu sentir: Entender como funciona tu sistema nervioso, ayuda a «NO» percibir las sensaciones físicas de la ansiedad con algo peligroso y a «NO» activar el sistema de alarga.

  • Disminuir la hipervigilancia: Normaliza las sensaciones físicas que se presentan, darles el valor que tienen y llevar tú atención al momento presente, recordánte que no en este momento todo esta bien, estas a salvo.

  • Conectar con las sensaciones, cuando sientas que vas a vigilarte o sientas que aparece alguna sensación desagradable en ti, haz una pausa, y siente el miedo, la incertidumbre, el querer controlar las sensaciones o la necesidad de querer saber como estas.

  • Regulación corporal, permite a tu cuerpo sentirse como se siente, acércate a las sensaciones sin resistirte a ellas, sin prisas porque desaparezcan, sin intelectualizar lo que sientes, sin negarlas o evitarlas, permitiendo que estén ahí, sentirlas, obsérvalas y conectar con ellas, dejarlas fluir, moverse libre.

  • Conecta contigo mismo y con las sensaciones: Una vez o a la par de estar con tus sensaciones sin percibirlas como peligrosas, y permitir a tu cuerpo sentirse como se siente, escucha las sensaciones, conversa con ellas, observa su función, para que están ahí (para que resuelvas el miedo al rechazo o al abandono, para que disminuyas la autoexigencia, para que aceptes y comprendas que no puedes controlarlo todo, para que dejes de asumir responsabilidades que no te corresponde….)

  • Suelta y libera la tensión física y emocional: Permite a tu cuerpo que se libere de la tensión física y emocional que pueda tener contenida. Nadie mejor que tú para saber que necesitas en cada momento, quizás necesites, llorar, gritar, bailar, cantar, hablar, escribir, moverte libremente, estirarte, caminar, etc.

  • Cubre tus necesidades básicas: Es importante que nuestro cuerpo se encuentre en equilibrio y para ello es necesario tener cubierta las necesidades básicas, como tener cubiertas las horas de sueño, contar con un buen descanso, realizar algún tipo de ejercicio ya sea caminar, moverse, comer adecuadamente teniendo una buena nutrición, mantenerse bien hidratado, respirar de manera diagramática para mantener una buena oxigenación, salir a la naturaleza o mantener algún contacto con ella y liberar la tensión física y emocional.

  • Las sensaciones son mensajeras y te conecta contigo y tus valores: Comienza a percibir las sensaciones como mensajeras, que te indican que algo no va bien en tu vida, desde ahí, comienzan a ser una guía que te indica el camino a seguir para llevar una vida más acorde a tu realidad y a tus necesidades. Puedes comenzar a preguntarte ¿Cómo estoy?, y ¿Qué necesito en este momento?, ¿Qué necesito en mí vida?

Entender las sensaciones desde esta perspectiva te ayuda a cambiar la actitud hacia ellas, te ayuda a acercarte a los síntomas, a no tenerles miedo, ni sentir malestar por ello, en definitiva, a vivir con mayor bienestar.

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