¿Qué te viene a la mente cuando oyes la palabra humildad? ¿Qué resuena en ti?
Se suele asociar la humildad con personas sencillas, que no suelen destacar, ni deslumbrar en sus virtudes, que pasan desapercibidas por la vida, pues claro, lo contrario sería de pedante, de presumido o de soberbio ¿y quién quiere ser todo esto?
Así que apremiamos a quien se comporta de manera humilde y animamos a la gente a hacerlo, pues esta bien valorado en nuestra sociedad, pero ¿realmente la humildad es hacerte pequeñito, esconderte, esconder todas tus potencialidades?, ¿y la mejor opción es ser un presumido, arrogante o soberbio?
Y ¿dónde queda el podernos mostrar tal y como somos?, ¿el poder desarrollar, fomentar y mostrar todas nuestras potencialidades sin ser un arrogante?
Solemos ver el mundo en blanco y negro, dejando a un lado los matices, ¡cuántos colores, riqueza y belleza perdemos en el camino! Eso es lo que ocurre cuando asociamos humildad solo a la parte de conocer nuestras limitaciones y debilidades y actuar acorde a ellas, como recoge la RAE, dejando a un lado conocer nuestras virtudes y potencialidades y actuar acorde a ellas. En definitiva, nos perdemos la sabiduría de ser lo que somos, de mostrarnos tal y como somos, en la naturalidad y libertad de simplemente ser, de ser nosotros mismos, sin miedo a ser juzgados.
La humildad es la sabiduría de ser lo que somos, va de brillar, de mostrarnos y sacar a la luz toda la belleza que hay en nosotros.
Cuando pienso en la humildad me imagino a personas que han brillado por su sencillez, pero también por su grandeza, por el valor y el coraje de mostrarse tal y como son, en toda su plenitud, en todo su esplendor.
La humildad no es hacerte pequeñito, no es esconderte, no es esconder tus cualidades, no es esconder todo lo bello y bonito que hay en ti. ¡Noooo!, la humildad va de brillar, de sacar a luz todas aquellas cualidades que hacen de ti la persona que eres.
Nuestras cualidades no son solo nuestras, son de todas las personas que han influido en su desarrollo.
¿Podrías ser quién eres, desarrollar todas las cualidades que hay en ti, si desde muy pequeñito te hubieran asilado y te hubieras criado solo? Te aseguro que no.
Todas nuestras cualidades las hemos ido desarrollando a lo largo de nuestra vida, con la ayuda e influencia de varias personas que han colaborado en el desarrollo de esas cualidades. Quizás nuestros padres, algún ser querido, algún maestro, algún autor de un libro, algunas personas que hemos escuchado, personas que han significado algo para nosotros.
También han influido las personas que han estado ahí, apoyándonos, que han creído en nosotros y nos han sostenido en momento difíciles, ayudándonos a seguir. Pues una cualidad nunca viene sola, ni nosotros somos lo que somos por nosotros solos, somos una comunidad y nos influimos a cada instante unos a otros.
Honra a las personas que han formado parte de lo que eres.
Cuando brillas, cuando sacas a la luz y compartes con el mundo todas tus cualidades estás honrando a todas aquellas personas que han formado parte del ser que eres, de la persona que eres, estás honrando su sabiduría, su apoyo, sus cualidades y todo aquello que te han aportado. Pues de eso va la humildad, de mostrarnos y permitirnos brillar a la vez que reconocemos y honramos la influencia, y todo lo que nos han dado las personas que han formado parte de lo que somos.
La humildad va de reconocernos en nuestras diferencias y reconocer las cualidades en los otros.
Cuando comienzas a conocerte, a sacar a la luz todo lo que hay en ti, comienzas a reconocerte también en tus límites, unos límites que te permiten estar donde necesitas estar, hacer lo que realmente necesitas hacer y ser quien realmente necesitas ser. Conectando con nuestros límites desde la seguridad y la confianza de ser tu misma y brillar en todo tu potencial.
Y desde ahí, desde esa sabiduría de saber quién eres, es más fácil reconocer nuestras diferencias y reconocer que al igual que tú, las demás personas también son seres que se han ido construyendo en todo su potencial, que cuentan con magnificas cualidades que han ido desarrollando y se han ido formando con la ayuda e influencia de otros seres, y que aportan y complementan el mundo, nuestro mundo.
La humildad nos permite aportar y regalar al mundo toda
¿Cómo vamos a aportar al mundo si escondemos todo lo que hay en nosotros, si nos ocultamos y nos hacemos pequeñitos?
Me gusta imaginármelo como si fuera el juego de relevo al que jugaba cuando era pequeña, pero sin carrera ni competición, pero sí pasando el testigo. Cada persona coge el testigo de las experiencias, aprendizajes y reflexiones pasadas y, es entonces, cuando aporta y entrega al mundo el testigo de su camino, de todo su recorrido.
¿Te imaginas si esto no fuera así? ¿si el ser humano no hubiera dado y aportado al mundo todo su saber?, ¿si se hubiera escondido, si no se hubiera mostrado y dejara para él todas sus experiencias? Seguiríamos en la prehistoria, seguramente no hubiéramos podido avanzar.
Cuando aportamos y damos al mundo todo lo que somos, no solo le estamos regalando nuestras potencialidades, les estamos regalando las experiencias y el saber de las personas que han formado parte de nosotros y de lo que somos. Le regalamos el saber de los obstáculos y avances del camino, le regalamos todo un recorrido. Sin olvidar la satisfacción que sentimos al dar y aportar.
Reconocerte ahí te permite ser un eterno aprendiz.
¡Cuánto más sé, más sé que no sé nada! Esta es la frase que me llega cuando me encuentro con personas que están siempre en el camino, aprendiendo, observando, curioseando, y voy observando que suelen ser personas que siempre tienen sed de saber.
Ahí encontramos a personas grandes en su sencillez, en la sencillez del saber que todavía les queda mucho por aprender y tienen sed de ella. Saber que siempre habrá nuevos momentos, nuevas miradas y nuevas perspectivas que pueden crear un nuevo contexto, nuevas realidades de las que no éramos conscientes, saber que cambiamos a cada instante, que vamos siendo a cada momento.
Pues la humildad también es ser consciente que siempre serás unos eterno aprendiz, ese que tiene mucho que aportar y mucho que recibir. Que siempre está abierto a lo que venga y con la curiosidad del que no sabe.
Por lo que la humildad va de brillar y no de ser pedante, no va de presumir de lo que tenemos o sabemos. Va de mostrarnos tal y como somos. Eso incluye mostrar todas nuestras cualidades y reconocer y brindar las cualidades de los demás, situándonos todos en el mismo lugar, en la misma posición: la de ser, brillar, honrar a todos los que han formado parte de lo que somos, mostrándonos en toda nuestra plenitud.
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